La casa de los tubos. (Nuevo León)

 En la localidad de La Escondida, en Monterrey, muy cerca de la iglesia de Cristo de la Montaña se yerguen las ruinas de aquello que los lugareños llaman la casa de los tubos.

La leyenda, en este caso, comienza con una buena intención: el padre de una joven, afectada por la parálisis, decide construir para su hija una mansión de extraño diseño cilíndrico, cuyas habitaciones y pisos estarían unidos por rampas para que así la circulación de la silla de ruedas en la que se desplazaba su hija no se viese afectada por los obstáculos comunes a los hogares corrientes. Desde el principio el proyecto fue teñido por la desgracia: dos trabajadores murieron durante la construcción en accidentes inexplicables, el plan avanzaba lentamente y los lugareños veían al edificio como una extraña torre de Babel cuya presencia era claramente ominosa.

La tarde en la que la joven fue llevada a la casa para observar el progreso de la obra, una imprudencia provocó que su silla de ruedas se deslizara por una de las rampas y que tanto ella como la niña se precipitaran por una ventana, hacia la muerte. El desconsuelo del padre lo llevó, según cuentan los memoriosos, en principio al alcohol y luego al suicidio.

La casa fue abandonada a medio construir y un sinnúmero de hechos desgraciados se abatieron sobre ella: más muertes de visitantes, pactos suicidas que se llevaron a cabo en sus dependencias, accidentes fatales y la posible presencia del fantasma de la niña muerta pueblan de gemidos de angustia las noche de los alrededores de la casa de los tubos hasta el día de hoy.


Foto via. México desconocido.

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