Francisquito y el árbol. (Hidalgo)
El Niño del Árbol, es una de las leyendas más antiguas y tristes de la capital hidalguense que narra la historia de Francisquito, un niño que como todos los demás, asistía a la escuela y que en una de las tantas actividades, tuvo que plantar un árbol.
De acuerdo a información difundida por el Museo Virtual de Pachuca (Muvipa), uno de tantos días, tuvo que realizar una actividad escolar que consistía en plantar un árbol, por lo que el niño eligió un pequeño pirul al que llamo “Pirulito”, que plantó una tarde en uno de los jardines del Parque Hidalgo.
Cuenta la leyenda que todos los días después de la escuela Francisquito iba a visitarlo, a regarlo e incluso a platicar y jugar con él, al paso del tiempo, el árbol comenzó a crecer, así como la amistad entre ambos.
Un día Francisquito recibió la noticia de que sus padres habían fallecido, por lo que junto con su hermana pequeña, triste y desconsolado, recurrió al pirul; se dice que el árbol comenzó a hablarles y les ofreció sus ramas como hogar, ambos niños pasaron la noche acostados y abrazados sobre el árbol. Al día siguiente, los hermanos habían quedado unidos al tronco.
Por ello, se dice que por las noches los pequeños se desprenden del tronco para salir a jugar por todo el parque junto con “Pirulito”, para después volver a sus ramas a descansar.
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